jueves, 17 de enero de 2008

El Vaticano condena a Harry Potter




LOS PODERES MÁGICO FRENTE A FRENTE









Algo le movió el piso al Vaticano. El cabro chico mago que vuelve locos a padres e hijos comenzó a estorbarle a los ungidos de Roma. Muy a pesar mío, el librito de J. K. Rowling es una fuente inagotable de fantasías frente al modelo ideológico tan coartante, coercitivo y, en definitiva, tan momio de la Iglesia Católica.

Harry Potter es la saga novelada de un niño de once años que es invitado a ser parte de una escuela de hechicería debido a sus poderes mágicos. Allí se encuentra con el malandrín de malandrines, Lord Voldemort, asesino de sus padres y gracias a quien la historia se transforma en un corre que te pillo que ha servido para editar ya siete capítulos.

Aventuras y más aventuras, luego de lo cual –para variar- es posible encontrar más y más aventuras. Eso es Harry Potter, una seguidilla de situaciones graciosas y poco intrincadas, cuya fuerza es captar la atención de sus devoradores lectores y echar su imaginación a volar, en una trillada disputa entre el bien y el mal.

Y llegamos al punto interesante. Lo bueno y lo malo. Lo lindo y lo feo. Lo que sí y lo que no.

Para el periódico L'Osservatore Romano, de propiedad del Vaticano, los libros de la escritora británica "tienen una espiritualidad invertida y confusa" (…) “donde lo bueno es lo malo”. Hay más frases, pero me quedaré con eso para sostener con la convicción más obstinada que hay gente patuda en este mundo y los señores con línea directa al cielo.

Hay que refrescar las memorias. En el mundo hay más de cuatro mil millones de personas -entre no creyentes, hinduistas, islamistas, judíos, rastafaris y demases- que no comparten los preceptos del cristianismo, credo que entre católicos y evangélicos congrega a unos dos mil millones de individuos.

Las cifras son tan elocuentes que incluso podría estar de sobra el reafirmar que, por mucho, lo que diga el Vaticano respecto de lo bueno y lo malo es una visión para nada representativa de la riqueza espiritual y, por tanto, cultural de la diversidad de lectores que puede tener un libro traducido a más de 60 idiomas.

La escritura y la lectura tienen esa facultad, la de crearnos un pensamiento en paralelo a la recepción y emisión de la información. ¿Será ese el motivo por el cual el Vaticano reproche un libro y no diga mucho por otros medios audiovisuales mucho más enajenantes, falaces y burdos?

Si gustan o no de la historia (al parecer, sin fin) del pequeño brujo, da lo mismo. La mayoría de los críticos literarios coinciden en lo importante que ha sido este texto en el hacer retornar los ojos de los niños a las letras. Mundo donde hay que hacer andar la pensadora para llenar de imágenes propias aquello que se nos cuanta con palabras.

Harry Potter tiene la gracia de haber hecho perder el miedo al mamotreto. Al armatoste incómodo que no cabe en el bolsillo exterior de ningún bolso de mano. Un objeto que se lleva en el metro o la micro llena, sólo por el gusto de leer.

Sus capítulos son ficciones muy al estilo de Las Crónicas de Narnia, de C. S. Lewis, o de El señor de Los Anillos, de J. R. Tolkien. La diferencia es que es un texto que no innova en torno al género, sino que lo replica. Hace uso y abuso. No diré que profita, directamente, pues es su trabajo… pero ¿No será mucho?

Su autora se da la labor de escribir siete copias de su puño y letra de un libro de cuentos. Una será subastada y donada al grupo benéfico creado por ella misma, y las restantes son un regalo para personas –en su mayoría actores- cercanas a la obra. Obviamente, muy bien asesorada, y con un traumatólogo de por vida para sanarle su muñeca escribana, Rowling expande el universo Potter. Genera una mística falaz en torno a un libro con cero misterio.

Calidad literaria y parafernalia son harinas de otro costal. Lo de peso es la multiplicidad de lecturas presentes en la historia, que a diferencia de otras ficciones, propone un mundo en paralelo y no la sustitución del mundo real. O la solución bastante progre (usando un término que quizás agrade a la autora) de hacer salir del clóset al anciano director de la escuela de magia y revelar su homosexualidad.

"La manipulación violenta de las cosas y de las personas surge gracias a un conocimiento de lo oculto”, señala L'Osservatore Romano, “"vieja tentación agnóstica de confundir la salvación y la verdad con un conocimiento secreto”.

Afirmaciones que no me cuadran. A diario se lidia con la carga de hacer el bien que ciertas personas imponen para no ir a dar hasta que el tiempo se acabe a las llamas. Si eso no es una manipulación violenta de la vida de las personas causada por un conocimiento oculto de unos poco… ¿Entonces qué es?

viernes, 28 de diciembre de 2007

Incompletos recuentos de TV de fin de año


¿QUÉ PASHÓ SQP, TVN y CNTV?

A destiempo, sí. No siempre las ideas van acorde al ajetreo citadino. Sin embargo, hay asuntos que no pierden relevancia, pese a la insistencia sistémica de relatar la vida en un juego pirotécnico estridente que, ágilmente, se disipa en un lugar desconocido.

Rescatar el tema justo antes terminar este año, no tendría nada en especial si no fuera porque, para el maravilloso mundo de los medios de comunicación, es tiempo de hacer recuentos de cosas importantes. Hasta el momento no he visto nada (espero equivocarme).

El asunto es el siguiente: Frente al hecho de una menor de edad semidesnuda en un programa de televisión en horario de adultos y, más aún, transmitido por “El canal de todos los chilenos”, TVN, dos panelistas del farandulero matinal de Chilevisión, Sálvese quien pueda (SQP), pasaron los límites de la peculiar libertad de expresión practicada en la estación televisiva. Resultado: Fueron sacados de pantalla.

Porque, claro, si es en tono de risas, en forma de burlas e, incluso, un tanto denostativamente, las críticas pasan el filtro. Lo que al parecer no se acepta en el canal de Piñera es hablar en serio y utilizando el vocabulario adecuado. Se acepta que el epíteto de “pedófilo” no esté acorde a los hechos, por referirse a la inclinación de personas adultas a sentir deseo sexual hacia niños, sean púberes o prepúberes.

Pero cuando Alejandra Valle y José Miguel Villouta se refieren a los ejecutivos de Televisión Nacional como “proxenetas”, la verdad, no están tal alejados de la realidad. Un proxeneta es un “
rufián, cafiche, padrote, sujeto que vive de la prostitución de una mujer
”.

Aunque se trata de una adolescente algo más desarrollada, Dominique Gallego es una menor de 17 años que sobresalió en el reallity Pelotón II por pasearse con sus lolas falsas ante medio mundo… Y tampoco se trata de pacatería y falso pudor por mostrar el cuerpo… El tema es otro. O, más bien, otros.

Lo que no se entiende

Simplemente, lamentable. Sálvese quien pueda, irónico nombre de un programa de televisión cuyo único aplomo para mantenerse al aire es (o era) contar con un panel de calidad que le subiera el pelo al bodrio que tiene por contenido.

Farándula suele llamarse al comidillo de la vida de los famosos (y otros no tanto). Esos seres ungidos que tanto nos gusta observar y emular. Se acepta que de algo ha servido, y es para conocer la miseria humana en que muchos viven. Pero, ojo, todo lo anterior es posible gracias a un grupo de comentaristas medianamente preparados.

Y es justo allí, al centro de la sandía, donde se ha dado la estocada a sí mismo el señor Rodrigo Danús. ¿Es lógico pensar que, porque Valle y Villouta señalaron que los ejecutivos de TVN estaban ganado dinero a costa de la exhibición erótica de una niña, ambos deben ser eliminados?

Claro que sí. Evidente. Así funciona la esquizofrénica industria de medios de comunicación, capaz de dar el espacio para debatir temas realmente profundos y, un segundo más tarde, cortar cabezas si es que una verdad daña un canje o frunce un ceño.

Lo cierto es que el mencionado programa de TVN parecía no prender tanto como su precuela, el primer Pelotón. Y es que el público se acostumbra a lo que ve en pantalla. Los chicos desconocidos y sin tanto cuento de esta versión no parecían hacer el peso a lo ya exhibido.

Entonces, como una solución efectista y burda, se decide incluir –sin competencia, así, sin más ni más- a dos nuevas participantes: Una menor de edad que gusta de ducharse en topless frente a cámara y otra chica que, sin que sus padres lo supieran, había trabajado en un “café con piernas“ para pagar sus estudios. ¿Rentable, no?

Basta recordar que hace un tiempo, cuando la también siliconada María José López, bailó con pechugas al aire frente a una delegación del Regimiento Granaderos de San Bernardo (escena que, por cierto y con otro rostro fémino, es inédita en la institución!), la reacción de los vigías mediáticos fue algo más responsable.

El Consejo Nacional de Televisión,
CNTV, amenazó con multas, incluso, siendo Quique Morandé desconocedor de la edad real de López. La rubia (morena o quien sabe) había falseado su edad apoyada por su madre y su manager. ¡Son los esfuerzos que hay que hacer para ayudar a crecer a los hijos! ¿O no?

¿Es que nadie va a pronunciarse? ¿Es que nadie se siente estafado por tener que ver las mamas plásticas de una cabrita en pos de la sintonía del canal de Estado de Chile? ¿Es que nadie encuentra que mandar a freír monos a Alejandra valle y a José Miguel Villouta es una soberana e hipócrita idiotez?

Mmm… sigo observando resúmenes en espera de algo más que lo de siempre.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

El septiembre nuestro de hoy


CUESTA ARRIBA... DULCE Y AGRAZ



Cuando me di cuenta que agosto se había ido ya era el segundo día del mes siguiente. Algún augurio –quise pensar- pero para mi el nuevo mes comenzaba de prisa, corriendo cerro arriba en búsqueda de nada. Correr, simplemente correr.

Septiembre siempre es una promesa. Pero la idea de que algo bueno ha de suceder convive con las yagas lacerantes que punzan de forma constante los deseos de cambiar el rumbo y, gracias algún extraño tipo de yuxtaposición idearia, nos hemos acostumbrado a esta contradictoria ambivalencia.

Es el mes de la ebullición. Es el lapso de tiempo del año en que nos permitimos respirar agradecidos por pasar agosto; ilusionarnos con la llegada de la primavera; chorrear alegría con las fiestas de la patria… Pero en todo ese transcurso hay en nuestra mente un pensamiento sombrío. Vivenciada o no, la fecha en que a nuestro país se le arrebató de golpe la democracia sigue siendo parte del calendario colectivo.

Algunos la festejan, mientras otros la conmemoran dolorosamente. Los más, hay que decirlo, lamentan lo sucedido, rechazan la crueldad que conllevó la dictadura que se inicio ese día, pero no están dispuestos a abrirle en sus vidas un espacio a esa reflexión. ¿Por qué? Bueno, porque el buen augurio que promete hacerse carne apenas asoma septiembre tiene como única condición el no detenerse a pensar en el porqué de seguir corriendo.

Aunque sabemos que muchos de los anhelos no han de cumplirse, es preferible seguir creyendo. Por eso se calla. Por eso no hay disposición a transar con la cruzada de borrar de nuestro presente las raíces que lo sostienen, como queriendo dejar en claro que para gozar de las bondades que hoy rebozan (para algunos), el golpe militar que fracturó la mandíbula batiente de Chile era una necesidad ineludible cuyo precio actual es el silencio.

Y tal vez por ello las manifestaciones sean aisladas y efervescentes. Prohibidas. Violentas, desde lo físico y desde lo ideológico. Mientras hay quienes prefieren expresar su rabia rompiendo los espejos distorsionantes y encandiladores de la ciudad, señalando que la fecha en cuestión marca el inicio de un proceso y un hoy que rechazan; hay quienes se atreven a festejar un hecho que no sólo terminó con ilusiones, sino que también con vidas.

Todo logra convivir sin mayor esfuerzo y el noveno mes del año es el espacio en que se hace más evidente debido a las múltiples sensaciones que se mezclan en un corto tiempo. El mes comienza con optimismo, para pasar a un luto íntimo y silencioso, y seguir con el frenesí desbordante de las festividades nacionales y, luego, la primavera.

En los noticieros, como siempre, se dice que es uno de los onces de septiembre más calmos del último tiempo. No es cierto, porque para conseguir esa aparente calma ha sido necesario cernir sobre los mortales chilenos una constante contradicción interna, la angustia de saber que algo no anda bien, pero que es mejor no prestar atención. “Es lo que hay”, dicen por ahí. Y eso, no es precisamente calma.

lunes, 27 de agosto de 2007

29 de agosto


Y LA RAYITA PARA LA SUMA… ¿CUÁNDO?


("La cumparsita de mi calle", del artista uruguayo Carlos Páez Vilaró)


Son los días previos. Todos desean tener algo que decir en torno a la movilización de pasado mañana y, de hecho, lanzan, aunque el aporte de dicho gasto de saliva sea bien dudoso. Micrófonos, grabadoras, MP3, cámaras y celulares se alistan. Las horas pasan y el momento de concretarse el llamado a paro y movilización social de los trabajadores se acerca a pasos no muy agigantados.

Tal vez el maqueteado contexto del debate sobre lo que misteriosamente se acuerda en llamar “sueldo ético” en vez de sueldo justo, que es más universal y apropiado (atendiendo al simple hecho de que la ética puede variar y si hablamos de la acepción capitalista del término, es bastante posible que todo siga igual), haga efervecer el ambiente.

Del ya lejano año 2003 (claro, a mi edad, pues históricamente solo es el párrafo anterior) en que se llamó a una jornada de paro nacional para el día 13 de agosto -coincidiendo con una publicidad de la estación televisiva católica que señalaba “Está bueno el 13”, frase de la que nos apropiamos en afiches, lienzos, rayados y gritos- la actividad se viene haciendo costumbre.

¿Costumbre? En realidad, en todos los sentidos en que el asunto pueda explicarse y tener repercusión, se ha vuelto un rito. Un rito que más temprano que tarde, intersección de los iluminados mediante, logró el aparente milagro de instalar el tema al interior de las paredes del Gobierno.

Primera señal. Nuestros amados medios de comunicación se dedican a desempolvar las cintas, remendar los archivos y notas de años anteriores para recordar la pregunta del millón que hace único el reporteo: ¿Está o no autorizada la marcha? Eeeeeee, no. Cresta, he ahí el centro de la noticia.

Quieren marchar por la Alameda y sólo autorizan el Parque Almagro. Martínez dice que marcharán igual pues estamos en democracia. El gobierno responde que, como estamos en democracia, los problemas se solucionan hablando.

Segunda señal. Como dice Silvio en Canción de navidad, “la gente luce estar de acuerdo maravillosamente en todo”. Resulta que, de capitán a paje, todos dicen apoyar las reivindicaciones de los trabajadores.

“Hasta yo mismo podría ir si fuera todo en paz como ocurre cuando hay sindicatos fuertes y hay movimientos sociales muy legitimados”, señaló el ministro secretario general de la Presidencia, José Antonio Viera-Gallo. Como si en este país se favoreciera la sindicalización y la movilización; y, más incoherente aún, ir a una marcha contra el neoliberalismo siendo parte del gobierno que es.

Señal tres. Consejo asesor ¿A alguien le suena el concepto? Está en la retina desde las recientes movilizaciones secundarias que desembocaron en una instancia del mismo tipo: Una comisión adicional a la estructura estatal que se encarga de solucionar temas que son obligación de quien señala necesitar asesoría, o sea, el Estado.

El instaurado Consejo asesor para la equidad social será el encargado de estudiar y guiar en esta materia a quien, en realidad, es el responsable de generar políticas que hagan del nuestro un país que no nos haga sonrojarnos ni esconder la cabeza a la hora de hablar de justicia social.

Lo real es que Chile, siendo al mismo tiempo uno de los líderes del ranking mundial de injusticia social y uno de los más abiertos del mundo en materia económica, necesita acortar esta brecha, ya que para entrar de lleno a la sociedad capitalista debe dejar atrás los vestigios de feudalismo tercermundista que conserva. Tal como le fue necesario hacer con el sistema educacional.

Y como la prensa parece no estar muy atenta ni muy al tanto; y como además no hay fuerza en la movilización, es el momento preciso para decir, a través de los hechos, que no es necesario movilizarse para tener logros. Y, por supuesto, todos parecen asentir.

Bueno, son los días previos y también tenía algo que decir. Espero estar parcialmente equivocada.

lunes, 6 de agosto de 2007

Mujeres: Discriminación positiva en la política


CUANDO UN REMEDIO
NO ALIVIA LA DOLENCIA...



(Del pintor argentino Oscar Poliotto)



En comparación, los hombres ganan más que las mujeres, ostentan mayor cantidad de cargos de poder, entre otros hechos que los hacen ser llamados socialmente como el “sexo fuerte”, aunque ni la sociedad misma esté tan segura de dicha denominación.

No es nuevo el reclamo por mayor equidad en lo que a género se refiere, ni es novedad la idea de los gobiernos por promover una mejor integración entre hombres y mujeres a través de la implementación de políticas públicas. Lo que resulta destellante es el anuncio de la Presidenta de la República (hay que enfatizar SU RANGO en este caso) de enviar en septiembre un proyecto de ley que modificará la Ley de votaciones populares y escrutinios, supuestamente, a favor de lo que se viene hablando.

La idea es simple: Destinar un mayor aporte financiero a las mujeres candidatas para incentivar la inclusión de féminas en las listas de los partidos políticos. Más que simple, el concepto es raso… chato.

El que haya más nombres femeninos en los listados de los sufragios no implica, necesariamente, que un toque mágico haga cambiar en la mente de los electores su intención y efecto de voto. Me gustaría saber si cambiaría la historia y en las mesas de mujeres en San Fernando, mi ciudad natal y lugar de votación, dejarán de ganar los hombres medianamente jóvenes y de derecha.

La discriminación positiva, denominación con que se conoce a la aplicación de políticas púbicas que van en socorro de sectores de la sociedad que son o han sido vulnerados por la misma, es una especie de indemnización social, una práctica que pretende compensar e integrar. Pese a las buenas intenciones, la ecuación no es tan fácil de aplicar, mucho menos en la política.

Más allá de si es él o ella, una autoridad de representación popular es una persona que tiene la responsabilidad de significar el poder y llevar a cabo la voluntad de la ciudadanía. En este contexto, cae de cajón que mayor cantidad de mujeres en el parlamento y municipios no redunda en mayor representatividad ni calidad de la política, aunque sí en una convivencia más sana, pero ojo, no más justa ni democrática.

Más estridente resulta cuando Bachelet agrega que, es más, se castigará económicamente a los conglomerados que disminuyan en sus listados el número de mujeres inscritas.

Hay que volver unas líneas atrás. La convivencia se hace mejor y más real cuando los ambientes se integran por cifras parecidas de machos y hembras. La realidad queda mejor reflejada, es cierto, y se promueven ambientes con mayor diversidad de opiniones. Sin embargo, ¿Significa ello que habrá una mejor calidad y pluralidad en el debate en todos los temas?, ¿Necesariamente, la inclusión con pie forzado de las mujeres implica avance en los temas en que aún existen injusticias sociales que van más allá de la disquisición de sexos?

En los espacios políticos se hace necesaria la inclusión de mayores miradas generales sobre la realidad y la mujer representa sólo una de dichas voces. Pero no hay que olvidar que, si se reflexiona sólo un poco, la idea de discriminar positivamente debe incubar otra: Conseguir que no sean necesarios ciertos fórceps para el alumbramiento de la democracia.

viernes, 27 de julio de 2007

Alguien te mira, Viera Gallo y los femicidios (?)


COMPROBADO: FEMICIDA VEÍA ALGUIEN TE MIRA...

Y VIERA GALLO TAMBIÉN



Un viejo debate se cierne nuevamente sobre nuestra querida televisión abierta. En su calidad o no de Ministro Secretario General de la Presidencia, José Antonio Viera Gallo señaló que le parecía por lo menos cuestionable emitir en un horario tan masivo una serie como Alguien te mira (TVN) con altos contenidos de violencia y crueldad.

Y todo esto, porque Cristián Tiznado, asesino de Evelyn Sandoval, quiso dedicarse al humor por un instante al ser interrogado por la fiscalía y señalar que su inquisidor hace “el mismo trabajo de Eva Zanetti”… Eso es Musha tele.

Ahora, nada de esto estaría ocurriendo sin el telón de fondo de la urgente preocupación por la muerte de mujeres en nuestro país. Durante este año ya van 36 femicidios, vale decir, crímenes de mujeres perpetrados por hombres con quienes las víctimas mantenían lazos de intimidad o confianza.

Aunque la preocupación es evidente, no puede endosarse o ponerse en tela de juicio tan fácilmente que una teleserie genere aumento de niveles de algún tipo de violencia. No puede suponerse que los televidentes recepcionan la información de los medios sin filtros personales que generen reapropiaciones de sentido y, luego, su integración a su sedimento cultural.

Por eso, preguntarse si los contenidos de los medios de comunicación –específicamente los televisivos- escriben historias en nuestras mentes como si se tratase de tablas rasas en las que se deposita el conocimiento, sea tan improductivo para el debate. Aunque la discusión se haya circunscrito en esos términos, resulta un tanto dinosauria.

Ante cualquier duda, hay que aclarar una cosa, casi como convicción, principio y, si alguien quiere leerlo así, como un axioma: Es indiscutible que los medios de comunicación ocupan un lugar importante en la existencia de las personas y que, por lo mismo, repercuten en distintas formas y medidas en sus modos de vida.

En el entendido que la no comunicación es tan imposible como el azúcar salada, vale decir, que pretender que cualquier acción humana –qué decir de las mediática- no sea susceptible de observación y/o interpretación por parte de otros es una empresa absurda o, llanamente, inútil. Pero más allá de estas disquisiciones está el hilado algo más fino sobre cómo se construyen los productos mediáticos.

Es cierto que Viera Gallo salpimentó en exceso sus opiniones, pero hay que reconocer que de algo sirvió, pues aunque sus dichos sean un poco exagerados y fuera de contexto, aportan en el intento de poner en el juicio público el quehacer de los medios de comunicación que consumimos cotidianamente.

Lo primero es lo primero. No es posible desconocer que si por algún extraño motivo alguien puede llegar a pensar que existe una relación entre el número de femicidios y la serie Alguien te mira, sería porque nuestros medios de comunicación no entregan una parrilla tan integral y edificante como para que el público receptor comprenda que los medios entregan visiones de realidad y no la realidad misma.

Si alguien pudiera asustarse porque en nuestro país existe la tendencia a idolatrar productos mediáticos y convertirlos en ídolos amados y admirados más allá de lo racional (tal como acabo de ver en 24 Horas Central a una señorita que quiere parecerse al modelo nada replicable de Britney Spears), es porque nos han enseñado a consumir medios de una manera equivocada.

“Es verdad que el 99,9 por ciento de las personas que lo ven son normales”, agrega el personero de Gobierno aduciendo al porcentaje de criminales que puedan exaltar su conducta al exponerse a los contenidos de la serie. En tanto, Paola Volpato, la propia Comisario Zanetti, replica que “la pregunta es qué está haciendo la justicia que personas como esa (Tiznado) ande libre por la calle”.

Sin embargo, el cuestionamiento bien podría ser ¿Por qué diablos a alguien se le cruzaría por la cabeza matar mujeres, sacarles el corazón y mandárselo de regalo a un tercero? En otras palabras ¿Por qué necesariamente los contenidos mediáticos tendrían que convertirse en modelos de vida o de acción para las personas?

La respuesta es menos compleja de lo que pensamos: Nos venden los medios como si nos vendieran verdades fundadas y lo peor es que los compramos como tales. Abrimos la boca y el dedo nos rasca las amígdalas.

viernes, 20 de julio de 2007

Chilenos fotologueros totales


LA URGENCIA POR APROPIARSE DE LA RED



(Foto: fotomedia.blogspot.com)




Los chilenos resultaron ser los mayores usuarios del sistema Fotolog en el mundo. Un resultado que –en lo personal- sorprende bastante al revelar que, tal como lo demuestra el estudio "Fenómeno fotolog en Chile", de la Universidad Central en conjunto con la consultora Divergente, nuestros jóvenes connacionales encabezan la apropiación de un fenómeno tecnológico que logra trascender la pantalla.

Fotolog es un sistema que, propiamente tal, es mucho más simple de los resultados que alcanzan sus usos posibles. Se trata de páginas de publicación de fotografías digitales en forma de bitácora o diario de vida on line, donde también es posible escribir y –lo más importante- recibir comentarios de otros navegantes de la red, sean o no usuarios del sistema.

¿Qué podría importar el que los usuarios chilenos sean quienes aprovechan en mayor medida esta nueva forma de expresión? Por lo menos, para el diario La Tercera y las informaciones de la propia universidad coautora del informe, lo que sobresale es que se evidencian tendencias erotizantes bastante precoces, pues son los jóvenes quienes más acceden a Fotolog.

¿Nos habremos perdido de algo? Todo parece indicar que sí. La discusión en torno a la importancia de la masificación de la tecnología y las apropiaciones de sentido que hacen los usuarios respecto de la misma resulta ser el corazón de la sandía. Sin embargo, ni quienes dan a conocer estas informaciones, ni quienes realizan el estudio reparan en este pequeño, gran y jugoso detalle.

La posibilidad de publicar imágenes y textos sin un filtro previo y, más aún, la formación de verdaderas comunidades virtuales son el centro semidulce de la comunicación a través de la red al abrir una instancia que permite el flujo de informaciones de manera casi-casi libre. Un torrente en el que podrían incluso ser cuestionadas las bases que sustentas el sistema actual, el mismo cuyo corazón es la propia red Internet.

Lo preocupante es que, tal como acierta este estudio, los análisis arrojan una realidad no tan liberadora: La mayoría de los espacios muestra que el uso que hacen los jóvenes corresponde a expresiones replicadoras más que innovadoras. Vale decir, abundan Flogs de fanáticos de artistas, chicos pertenecientes a las llamadas tribus urbanas y otros especímenes de la fauna juvenil.

Si bien, como muchos autores señalan, en términos sociales el uso de las tecnologías no es bueno ni malo de manera intrínseca, el desafío es encontrar en estas prácticas comunicacionales nuevas formas de lectura y producción de imágenes de realidad para jóvenes que, pese a tener información a raudales, siguen conformándose con una pequeña, poco creativa pero rimbombante parte del mosaico mediático.

Queda mucho por decir. Si hay cosas en las que estudios de este tipo se quedan cortas es en hablar de lo que no es evidente y de lo que verdaderamente significa el potencial de lo que se analiza. Ya se dice por ahí que la información no está en lo que se dice, sino en lo que no se dice. Sólo hay que bucear.